miércoles, 11 de agosto de 2010

Un viaje turístico a Burgos.


Un viaje turístico a Burgos

La ciudad de Burgos es uno de esos lugares que siempre había visto de lejos, cuando he viajado hacia las playas del norte. Durante el corto espacio de tiempo que la carretera me dejaba ver las agujas góticas de la catedral, pensaba en hacer un viaje sólo allí, sin dejarla "de paso", para disfrutar la belleza que de lejos insinuaba. Este "de paso" les corresponde a los muchos de los peregrinos del Camino de Santiago que dan un relax a sus cansados cuerpos y reparan sus heridos pies, aunque creo que muchos de ellos, hace algún que otro siglo, en el viaje de regreso, se quedaban allí, atrapados por sus encantos y promesas de futuro.

Una decisión, un pequeño plan y un buen hotel han sido suficiente para pasar dos agradables días de paseo, de conocimiento histórico de primera mano y de buena comida



La catedral, el castillo, el monasterio, la cartuja, iglesias, museos, calles, rios, estatuas antiguas y modernas, Alfonso VIII y Sra, el Cid y Jimena y algunos de mis antepasados, todo en esta ciudad me llamaba. Sabía que merecía la pena ir a Burgos y así lo atestiguan las 300 y pico fotos que refrescarán mis recuerdos.

P. D.: La historia de la ciudad y de los personajes que formaron parte de ella la podéis encontrar en la Wikipedia pero para el aprendizaje directo, la experiencia, las sensaciones y los recuerdos personales y divertidos tenéis que ir.

martes, 10 de agosto de 2010



Es tiempo para otras grandes cosas.

Disfruto cuando abro los ojos y despierto a la luz del día.

Disfruto de la tibieza de las sábanas
aún enredadas en los sueños.

Disfruto de mis pensamientos mientras mis ojos deambulas por el blanco del techo de mi dormitorio.

Disfruto sintiendo mis músculos al ponerse en marcha.


Disfruto al poner mis pies sobre la madera del suelo y caminar descalza hasta el baño.

Disfruto del agua que salpica mi cara y corre sobre mi cuerpo bajo la ducha.

Disfruto del roce de la ropa que eligí esta mañana para vestirme.

Disfruto al abrir el balcón y escuchar la calle: movimiento y pájaros.

Disfruto al bajar las escaleras anticipando el olor del café caliente.

Disfruto saboreando el zumo y preparando las tostadas con aceite para el desayuno.


Disfruto del largo paseo matinal. El aire me envuelve con aromas a hierba recién cortada. Niñez.

Disfruto recogiendo la casa, despacio, oyendo música a la vez que restauro el orden.

Disfruto hojeando el periódico, doblando las hojas sobre los artículos que leeré más detenidamente.

Disfruto preparando la comida: salando, removiendo, probando, experimentando variaciones, eligiendo el próximo vino, blanco o tinto y soñando con el siguiente postre.


Disfruto la sobremesa, paladeando un café.... sin George (no es imprescindible).

Disfrto planeando los viajes que haré, disparando un montón de fotos, como siempre.

Disfruto de la lectura, que provoca fantasías.

Disfruto de la familia, del pequeño jardín, silvestre aún; del sol y del agua en la piscina.

Disfruto de las charlas con los amigos, del "tapeo".

Disfruto del aire fresco del anochecer sentada en la es
calera de la entrada, meditando.... y de las estrellas.

Disfruto del recuerdo de unos niños y mi mente comienza a "programar" el futuro. ¡Pero no!

Disfruto de la promesa del nuevo día y pienso:

"Hoy pienso no pensar, sólo disfruto.

Mañana será otro día".



Juani. Julio 2010.