

Disfruto cuando abro los ojos y despierto a la luz del día.
Disfruto de la tibieza de las sábanas aún enredadas en los sueños.
Disfruto de mis pensamientos mientras mis ojos deambulas por el blanco del techo de mi dormitorio.
Disfruto sintiendo mis músculos al ponerse en marcha.
Disfruto al poner mis pies sobre la madera del suelo y caminar descalza hasta el baño.

Disfruto del agua que salpica mi cara y corre sobre mi cuerpo bajo la ducha.
Disfruto del roce de la ropa que eligí esta mañana para vestirme.
Disfruto al abrir el balcón y escuchar la calle: movimiento y pájaros.
Disfruto al bajar las escaleras anticipando el olor del café caliente.
Disfruto saboreando el zumo y preparando las tostadas con aceite para el desayuno.
Disfruto del largo paseo matinal. El aire me envuelve con aromas a hierba recién cortada. Niñez.
Disfruto recogiendo la casa, despacio, oyendo música a la vez que restauro el orden.
Disfruto hojeando el periódico, doblando las hojas sobre los artículos que leeré más detenidamente.
Disfruto preparando la comida: salando, removiendo, probando, experimentando variaciones, eligiendo el próximo vino, blanco o tinto y soñando con el siguiente postre.
Disfruto la sobremesa, paladeando un café.... sin George (no es imprescindible).
Disfrto planeando los viajes que haré, disparando un montón de fotos, como siempre.
Disfruto de la lectura, que provoca fantasías.
Disfruto de la familia, del pequeño jardín, silvestre aún; del sol y del agua en la piscina.
Disfruto de las charlas con los amigos, del "tapeo".
Disfruto del aire fresco del anochecer sentada en la escalera de la entrada, meditando.... y de las estrellas.
Disfruto del recuerdo de unos niños y mi mente comienza a "programar" el futuro. ¡Pero no!
Disfruto de la promesa del nuevo día y pienso:
"Hoy pienso no pensar, sólo disfruto.
Mañana será otro día".
Juani. Julio 2010.
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